sábado, 24 de diciembre de 2011

Sostiene Pereira

Sostiene Pereira, a propósito de la Navidad
   Sostiene Pereira es una magnífica producción cinematográfica ítalo-francesa, protagonizada de Marcelo Mastroianni, basada en una novela de Antonio Tabucchi y musicalizada por Ennio Morriconi, que relata cómo opera el fascismo en los medios de comunicación. El caso es que Pereira, un periodista que ve pasar la vida sin grandes compromisos, se siente empujado por su conciencia, a denunciar el homicidio de un joven periodista en particular y del régimen en general, de forma que uno puede terminar preguntándose ante la injusticia ¿Y tú qué haces ante el estado de cosas? Aludir al apellido Pereira, que aparentemente proviene de peral, como muchos nombres de árboles frutales, tiene origen hebreo, puede interpretarse como un homenaje a la resistencia de ese pueblo ante toda una historia de persecución.
Sostiene Pereira es tomar posición ante una situación concreta, que finalmente es dar razón del sentido de la vida y me parece que de eso se trata, qué es lo que uno sí, sostiene. En esa perspectiva, hace rato pensaba, a propósito de la fiesta de la Natividad de Jesús de Nazareth, qué es lo que se puede sostener, dada la contundencia tanto del personaje Jesús, como de la narración misma del acontecimiento, no se diga de lo controvertido, pues se suele acudir al silencio Flavio Josefo, historiador contemporáneo del nazareno, para dejar entrever la posible no existencia histórica del personaje. Todo es discutible, pero lo que me parece que se puede sostener es que el horizonte mesiánico expresa el deseo humano recóndito, más allá de los intentos de dominación de los estamentos religiosos más o menos institucionalizados, de que la existencia, tenga un componente amoroso, que nos permita una pizca de defensa ante la incertidumbre de la vida (como lo diría Amado Nervo), originada tanto por los elementos naturales como por las relaciones sociales que hemos organizado históricamente.
 Dos botones demuestran, que quisiéramos una vida, cuando menos en un entorno más justo; el primero nos viene de la antigüedad hebrea, por medio del Tercer Isaías, llamado así porque probablemente hubo tres manos en la redacción de este libro, cuando habla de la Nueva creación, “Miren, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva…ya no habrá allí niños malogrados, ni adultos que no colmen sus años…Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán sus frutos, no construirán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma…No se fatigarán en vano, no engendrarán hijos para la catástrofe. El lobo y el cordero pastarán juntos”. C 65 17-25.
El segundo botón lo realiza Adam Schaff, en Filosofía del hombre (Marx o Sartre) Grijalbo 1963; págs. 111-112, “El eudemonismo social es la opinión de que la finalidad de la vida es la aspiración a un máximo de felicidad para las masas humanas más amplias, y de que sólo de esta forma puede satisfacerse la aspiración a la felicidad personal”. Y Schaff va más allá porque dice el cómo: “El partidario del humanismo socialista comprende que el cumplimiento de sus requisitos significa lucha, que la causa a la que sirve está socialmente condicionada y exige determinadas transformaciones de las relaciones sociales”.
Sin más, se puede sostener que la celebración de la Navidad no tiene nada que ver con el consumismo a que estamos sometidos y sí con la aspiración de una buena vida, mediada con un método como el que ofrece Aristóteles en la Ética Nicomáquea y defendería el Jesús que se llevaba con toda la ralea marginada de los terceros mundos de su siglo. Así que desde allí se puede sostener la validez de la fiesta, la alegría de que cuando menos somos capaces de imaginar una realidad histórica mejor para todos, por todo ello ¡Felicidades”

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El futuro está abierto

El futuro tendría que estar abierto, para ello habrá que pensar más allá de las predeterminaciones, condicionamientos; claro está que no todo depende de uno, justo allí reside la cuestión de la sabiduría como se entendía en la antiguedad clásica, en la habilidad de saborear las cosas de la vida (sapere) para discernir qué sí se puede modificar y lo que no es posible, como por ejemplo impedir el oleaje del mar, o apagar el sol. En el caso del crecimiento de los hijos, es otra cuestión, el crecimiento en sí mismo depende de la biología de la criatura en cuestión, pero la educación es otro cantar, aquí el modelaje es lo que cuenta, parecería que la experiencia nos dice que muchas veces las palabras sobran, recuérdese que la comunicación no verbal, por una parte es inevitable, siempre comunicamos, eso está demostrado. Podría decirse que los chavales hacen lo que ven, así que no está demás revisar las actitudes que tenemos ante la vida, que de suyo es breve, pero la eternidad en este momento no es opción, quizás es mejor pensar en la vida que sí tenemos por delante y vivirla con sentido y trascendencia (ir más allá de tras lomita), para ello la mejor receta es la ingestión cotidiana de una dosis de soledad y silencio. No falla, la interioridad es fuente inagotable para discernir qué hacer en cada situación, ya sea dolorosa o gozosa, pienso que por allí es el camino a la felicidad, por lo menos como lo ofrecería el estagirita que conocemos desde la escuela secundaria, si no es que desde antes...Carpe diem es un buen horizonte, porque nos vuelve la mirada al presente, que de alguna forma ya es futuro. Afortunadamente tenemos esa gran herramienta llamada imaginación, la formidable máquina del tiempo que jamás se haya inventado, que nos permite atravesar el tiempo, ir del pasado al futuro, con escala en el presente, Ignacio de Loyola le llama "composición de lugar", sitio en el que podemos habitar a placer y abstraer todo lo que nos es útil y necesario para marchar de frente al porvenir, que no es sino el instante siguiente que nos corresponde vivir...Y allí sí que cuenta el modelaje del que hablamos líneas arriba, una cosmovisión sí se puede transmitir y la mejor formación que se puede ofrecer es demostrar que el futuro sí está abierto a condición de poner entre paréntesis los dogmatismos, atavismos y demás encuadres que impiden encontrarle la cuadratura al círculo, que barrunta la física posterior a Newton, conocida como cuántica...

domingo, 23 de octubre de 2011

El paraíso de los sentidos

Hace un rato estuve hojeando un librito de Watzlawick, El sentido del sinsentido...donde consigna que de muy buena fuente se ha enterado que a Dante se le traspapelaron sus notas cuando escribía La divina comedia, por tanto, el lema que aparece en la entrada al Infierno: "los que entren aquí, abandonen toda esperanza" en realidad debería estar en la puerta de entrada del Paraíso, a menos que este fuera imperfecto, cuestión que el pensamiento occidental es poco probable, pues como sabemos campea, asuntos tan arraigados como la culpa.

Probablemente la rendija para escapar de las perfecciones nos lo ofrecen los sentidos, tan minuciosamente descritos por Aristóteles en el De ánima. Si en cada día de la semana atendiéramos uno de los sentidos, al cabo de un tiempo podríamos reestructurar nuestros modos de percepción, pues probablemente el circuito neurológico se impactaría mediante la repetición actos, que generan hábitos, carácter y finalmente un derrotero distinto, que ubique el supuesto Paraíso, en el contexto de nuestra vida presente, se trata de eso, conectarse con el presente.

domingo, 10 de julio de 2011

Facundo, Facundo...


Facundo Cabral y las circunstancias

Decir Facundo Cabral es entrar en las evocaciones significativas para varias generaciones de latinoamericanos, porque este hombre tuvo entre múltiples habilidades, la de provocar solidaridad con nosotros mismos, nuestras historias, identidades, sobretodo, sincronizar-nos con nuestras utopías, surgidas de la toma de conciencia de nuestra realidad histórica, que para no ahondar en detalles, sólo mencionamos que vivimos en un sub-continente lacerado; decir poéticamente las causas parece que es una hipótesis de esta muerte violenta, injusta como todas las ocurridas a lo largo y ancho de estos suelos. Cómo responder; en primer lugar reutilizando el acompañamiento del represente diplomático de Argentina en Guatemala: no se puede culpar a los neoyorquinos de la muerte de Lennon, tampoco a los guatemaltecos de semejante ofensa. Segundo, retomar las ideas del poeta Sicilia ante la crítica a los resultados de la junta en el Alcázar de Chapultepec (Ciudad de México): >Mientras en el diálogo sacaba lo mejor de mí mismo, la firmeza en el amor, no dejé de pensar –para no perderme, para no sucumbir a esa parte mía que en ciertas circunstancias me hace desdeñar y estallar en lenguajes hirientes–. Es otra lógica, la del diálogo, la de hacer prevalecer, el amor, la ética, a pesar de todo. Lo más valioso de todo, es que tal perspectiva la dice un hombre que evoca los métodos de Gandhi, pero desde el más profundo dolor que puede signicar la pérdida innombrable, ya se ha dicho, que no existe un nombre para quien ha perdido hijos.

De momento, quisiera dejar éstas líneas con una de las canciones emblématicas de Cabral: "Ni soy de aquí, ni soy de allá", que si pensamos en el planeta Tierra, "suspendido" en la inmensidad del vacío o como se llame a esa ¿infinitud? de lo que imaginamos que es el Universo, por un lado, esa bola que miramos de color azul, no cae, a dónde habría de caer, si allí no hay gravedad, tal vez otras fuerzas, pero no esa y la otra idea es que dónde es allí o allá y sin edad, ni porvenir. Tales consideraciones sólo tienen sentido desde el otro Universo, el de nuestros sentires e inteligires...quizás un día, Facundo, lo arreglemos y conversemos, tal vez cuando formemos parte de esa Sustancia única, que menciona Umberto Eco cuando evoca a Spinoza...Hasta siempre...

viernes, 18 de febrero de 2011

Manejo de conflictos


Hace unos semanas me invitaron a Radio Centro para conversar de la cuestión del manejo de conflictos, que es una dimensión de la vida cotidiana, que se nos aparece prácticamente a cada paso, a cada vuelta de esquina; tomar decisiones puede ponernos en situación de conflicto, desde si me espero al semáforo, cambiar de trabajo, seguir con la pareja, tener o no tener perro. Lo que sea, y me parece que ante lo que se nos presenta, tanto como conflicto o como dilema, en primer lugar conviene tomar en cuenta que todo lo que hacemos implica una renuncia, por ejemplo si alguien siente inclinación por estudiar una carrera de cirujano plástico, pero también siente que tiene habilidades para hacer negocios, menuda la tiene para elegir. En todos los casos, una buena compañera es el discernimiento y para ello un buen método es imaginarse en cada una de las disyuntivas como si fuera la decisión final y dejar que emerja desde el interior lo que sentimos, al final lo que nos deje más en calma prolongada puede ser un buen indicador de para dónde ir.

Al respecto, Aristóteles al hablar de la felicidad dice que: "el fin de la medicina es la salud; el de la construcción naval, el navío, el de la estrategia, la victoria..." y por ahí sigue, lo que nos da para pensar que conviene distinguir entre fines y medios, porque a la salud se puede llegar por medio de la medicina, pero también, por medio de una buena estrategia para vivir sabiamente; es el caso de que si alguien nos ofende con palabras, es mi decisión, cuánta importancia le asigno ...Otra vez, la deliberación es magnífica aliada, previo alto en el camino para darnos tiempo a que ella, haga su trabajo...