miércoles, 2 de noviembre de 2011

El futuro está abierto

El futuro tendría que estar abierto, para ello habrá que pensar más allá de las predeterminaciones, condicionamientos; claro está que no todo depende de uno, justo allí reside la cuestión de la sabiduría como se entendía en la antiguedad clásica, en la habilidad de saborear las cosas de la vida (sapere) para discernir qué sí se puede modificar y lo que no es posible, como por ejemplo impedir el oleaje del mar, o apagar el sol. En el caso del crecimiento de los hijos, es otra cuestión, el crecimiento en sí mismo depende de la biología de la criatura en cuestión, pero la educación es otro cantar, aquí el modelaje es lo que cuenta, parecería que la experiencia nos dice que muchas veces las palabras sobran, recuérdese que la comunicación no verbal, por una parte es inevitable, siempre comunicamos, eso está demostrado. Podría decirse que los chavales hacen lo que ven, así que no está demás revisar las actitudes que tenemos ante la vida, que de suyo es breve, pero la eternidad en este momento no es opción, quizás es mejor pensar en la vida que sí tenemos por delante y vivirla con sentido y trascendencia (ir más allá de tras lomita), para ello la mejor receta es la ingestión cotidiana de una dosis de soledad y silencio. No falla, la interioridad es fuente inagotable para discernir qué hacer en cada situación, ya sea dolorosa o gozosa, pienso que por allí es el camino a la felicidad, por lo menos como lo ofrecería el estagirita que conocemos desde la escuela secundaria, si no es que desde antes...Carpe diem es un buen horizonte, porque nos vuelve la mirada al presente, que de alguna forma ya es futuro. Afortunadamente tenemos esa gran herramienta llamada imaginación, la formidable máquina del tiempo que jamás se haya inventado, que nos permite atravesar el tiempo, ir del pasado al futuro, con escala en el presente, Ignacio de Loyola le llama "composición de lugar", sitio en el que podemos habitar a placer y abstraer todo lo que nos es útil y necesario para marchar de frente al porvenir, que no es sino el instante siguiente que nos corresponde vivir...Y allí sí que cuenta el modelaje del que hablamos líneas arriba, una cosmovisión sí se puede transmitir y la mejor formación que se puede ofrecer es demostrar que el futuro sí está abierto a condición de poner entre paréntesis los dogmatismos, atavismos y demás encuadres que impiden encontrarle la cuadratura al círculo, que barrunta la física posterior a Newton, conocida como cuántica...

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